Alex Muzo apenas tiene 16 años, pero ya es todo un activista en asuntos sociales y económicos. Aunque todavía tiene cara de niño, desde el año pasado asumió como todo un adulto la lucha por mejores condiciones salariales de los neoyorquinos.
El estudiante de noveno grado de Bushwick School for Social Justice, quien nació en Ambato, Ecuador, es uno de los 400 adolescentes que este viernes estuvo en la octava Exposición Anual de Justicia Social, donde jóvenes, entre los 14 y 17 años, se reunieron para proponer soluciones a problemáticas que los atañen.
“En muy poco tiempo yo voy a ser adulto y he visto como mi familia trabaja duro y a veces el dinero solo alcanza para pagar los ‘billes’, entonces es importante que desde ya nos vinculemos en hechos de activismo de temas que nos afectan a todos”, comentó el jovencito, quien sabe cómo pasar de las palabras a los hechos.
El año pasado, dejó de lado sus videojuegos y se fue con un grupo de amigos de su escuela hasta Albany a pedirle al Senado, a la Asamblea estatal y hasta el gobernador Andrew Cuomo, que aumentara el salario mínimo a 15 dólares. “Cuando aprobaron el aumento, me sentí feliz y sentí que mi voz hizo parte de ese cambio”.
Wanden Cáceres, de 16 años también es activista, y aunque nació en Nueva York, está vinculado fuertemente en las reformas migratorias para los indocumentados, en especial para los estudiantes.
“Es duro ver a otros jóvenes que quieren hacer muchas cosas pero no pueden por sus papeles. Por eso creo que debemos hacer algo entre todos para que este país sea un lugar más justo en asuntos migratorios”, comentó el estudiante, quien promueve en redes sociales una petición para que le exijan a los senadores y congresistas federales que aprueben beneficios urgentes en favor de los “dreamers” y también de sus familias.
Y con una valentía admirable, la dominicana Judeisy Tapia y la joven de origen mexicano Alma García, trabajaron juntas en un proyecto en favor de los derechos y el respeto de los estudiantes LGBT.
“Muchos jóvenes sienten bullying en las escuelas por su orientación sexual y creemos que si educamos a la gente sobre el respeto a los demás, esto va a cambiar”, comentó la dominicana de 16 años.
“Hay mucha gente que incluso se mata por esas burlas y ataques. Queremos que esto pare ya y que creemos una sociedad más igualitaria”, agregó Alma, quien cursa décimo grado en la escuela Hero High, en El Bronx.
Jessica Taube, directora de asuntos de comunidad escolar de la organización Make the Road New York, que trabaja promoviendo el liderazgo y activismo en estos proyectos con maestros y estudiantes, dijo que este tipo de programas crea conciencia social entre los jóvenes y los hace parte activa en la solución de sus problemas.
“Muchos de ellos a veces se sienten mal porque tienen problemas, pero luego ven que no son problemas individuales sino que son problemas que también tienen otros jóvenes y entre todos buscan una solucióin”, comentó. “Ellos se dan cuenta que tienen el poder de cambiar las cosas y también es una manera de alejarlos de cosas malas”.
El proyecto, en el que participan varios maestros, estudiantes, líderes, trabajadores sociales y activistas de Make the Road New York, Bushwick School for Social Justice, Brooklyn International High School y James Baldwin School, entre otras, pretende que con proyectos actuales los adolescentes le hagan frente a sus problemas con soluciones activas.
Cristian Hernández, de apenas 14 años, quien lleva meses trabajando en su proyecto de asuntos migratorios, hizo un llamado a los jóvenes para que no se queden de brazos cruzados esperando a que las cosas les caigan del cielo.
“Tenemos que despertarnos ya. Hay cosas pasando allá afuera todos los días y nosotros no podemos quedarnos quietos. Tenemos que abrir los ojos y entender que si no hacemos nada por esta sociedad, no va a pasar nada”, comentó el adolescente, quien sueña con convertirse en abogado, luego en político para abogar por su gente y finalmente ser uno de los jueces de la Corte Suprema.
Proyectos en los que trabajan los estudiantes
En total, fueron alrededor de 400 estudiantes, vinculados en 43 proyectos.
Durante varios meses los estudiantes estuvieron analizando diferentes temáticas que les preocupan como el medio ambiente, el acceso a la salud, el transporte, la educación y sexualidad.
Otros temas que motivaron a los estudiantes para hacer activismo fueron la calidad del agua, las prisiones, la justicia alimentaria, la violencia sexual, justicia y becas universitarias.
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