Este fin de semana en el Festival Internacional de Cine en Michoacán, pude ver un documental muy perceptivo sobre mi vida y mi lucha. Desde luego fue un gran honor para mí, y agradezco mucho a las personas que hicieron esta película. Pero esto no cambia mi realidad.
No cambia la realidad de que crucé la frontera rumbo a los Estados Unidos por la razón de que tratados comerciales hechos entre los Estados Unidos y México hicieron imposible que mi familia encontrara trabajo para sobrevivir en mi pueblo de Maravatío, Michoacán. Tampoco cambia la realidad de que los patrones en los Estados Unidos me dieron la bienvenida, como a 12 millones de personas, y que en el norte aceptaron con entusiasmo los frutos de mi labor y el pago de mis impuestos como iba construyendo una vida para mi hijo, ciudadano de los Estados Unidos, y para poder enviar remesas a mi familia en México.
La película solo me hace recordar el temor y horror en la cara de mi Saulito cuando los agentes llegaron a mi hogar para llevarme arrastrada y separarme de él.
La película si me ayuda a sentir el dolor de las 250,000 personas deportadas como yo, solo en lo que va de este año, bajo las políticas del presidente Obama. Y si me hace recordar la reunión que tuve cara a cara con Barack Obama en Illinois cuando me miró en los ojos y me prometió que iba a poner fin a la separación de familias, además de las palabras del mismo Sr. Obama cuando aceptó la nominación a la presidencia y prometió que "sería inaceptable separar una madre de su hijo en los Estados Unidos de America".
La película no puede cambiar mi realidad pero ustedes, lectores, sí pueden transformar la realidad de millones de madres e hijos en los Estados Unidos hoy en día. Ustedes tienen el poder de poner fin a las escenas en que, con miedo y terror en sus ojos, ven como se les llevan a sus madres o padres. Ustedes pueden prevenir como los codiciosos se apoderen de las casas y pertenencias que nuestras familias trabajadoras que con el sacrificio de su trabajo ahorraron para conseguir. Ustedes pueden poner alto al odio que se dirige a nuestra gente, atrapada en las políticas de codicia, leyes que no funcionan y pactos malos entre gobiernos. Nosotros jamás inventamos al sistema de mano de obra indocumentada. Lo único que hemos hecho es intentar sobrevivir en su contexto, y criar a nuestros hijos.
Ustedes pueden convencer a Obama y los líderes del partido Demócrata a cumplir con su promesa. Espero estar con ustedes el martes próximo, 13 de octubre, en
Washington D.C. como las familias de todo el país que presentan su "notificación de colección final de la promesa", y como el Congresista Luis Gutiérrez presenta su proyecto de ley para empezar el proceso de reforma migratoria.
Solo puedo pedir que ustedes los lectores en la ciudad de Nueva York se pongan en contacto con ‘Make the Road New York’ a 718 565-8500 para integrarse en la caravana que va rumbo a Washington. Saúl y yo y millones de otros como nosotros vamos a estar mirando y rezando por ustedes aquí en Maravatío, México en Haití, en la República Dominicana y en toda América Latina. ¡Que Dios los bendiga!