Desde septiembre de 2006, los hospitales públicos y
privados del estado de Nueva York están obligados a ofrecer servicio gratuito
de traducción e interpretación, a todos los pacientes con dominio limitado del
idioma inglés (LEP, por sus siglas en inglés).
Implementada
por el Departamento de Salud estatal, la medida fue creada gracias a la
iniciativa de un grupo de organizaciones comunitarias sin fines de lucro,
lideradas por Make the Road New York (MRNY, también conocida como Se hace camino al andar).
"Empezamos
a bregar hace casi diez años con la falta de traductores e intérpretes en las
instituciones de salud de servicio público, pues había mucha gente que se
quejaba por las dificultades para hacerse entender en su propio idioma",
comenta el neoyorquino Andrew Friedman, co-director ejecutivo de MRNY, en diálogo con el Daily News, en
una de las oficinas que la organización tiene en Brooklyn. Otras dos las hay en
Queens.
En ese contexto, la organización inició acciones legales
contra el gobierno local y también de algunos hospitales de la ciudad. A la vez
realizó numerosas entrevistas a pacientes en distintos hospitales, con el propósito
de tener un panorama completo de la situación.
"Las encuestas arrojaron que alrededor del 65 por
ciento de los pacientes tenían problemas para comunicarse con los
médicos", añade Friedman en
perfecto español, su segunda lengua.
Tan grave como una enfermedad
La gravedad que supone la inexistencia de servicios de
traducción, por otra parte, bien podría explicarse a partir del sinnúmero de
testimonios recogidos durante la investigación realizada por MRNY.
"En una ocasión, una mujer supo que tenía cáncer a
través de su hijo de nueve años, quien había actuado de intérprete entre ella y
su médico", ejemplifica Friedman.
Acto seguido recuerda el caso de un coreano que llegó a un hospital por un
golpe en su cabeza, y murió un mes más tarde por la imposibilidad de
comunicarse con los médicos y explicarles lo sucedido. "Son situaciones
humillantes", insiste Friedman.
Las investigaciones sirvieron "para que se crearan
reglas claras y firmes en términos de traducción e interpretación gratuita en
los hospitales", comenta el ejecutivo de MRNY. También recuerda que los datos del censo realizado en 2000,
indicaban que "uno de cada cuatro residentes en la ciudad de Nueva York no
hablaba inglés".
Pese a que
las regulaciones entraron en vigencia en septiembre de 2006, algunos hospitales
implementaron sus propios programas de traducción algún tiempo antes, como es el caso del Wyckoff Heights Medical Center, en Brooklyn, cuyo Programa de asistencia al lenguaje
funciona desde 2003.
"Cuando
llegan pacientes que no hablan inglés, los médicos o enfermeros les informan
que tienen a disposición el servicio gratuito de traducción", explica
Lizette Hernández, la coordinadora a cargo del programa, quien luego añade que
todo el edificio cuenta con carteles con indicaciones multilingües, como así
también, los listados de servicios, formularios y material informativo.
Al igual que en varios hospitales, el Wyckoff cuenta con
dos modalidades de traducción e interpretación. En primer lugar, lo que se
conoce como "banco de lenguas", del que forman parte cerca de 200
empleados del establecimiento, que ofician como intérpretes voluntarios,
entrenados para manejar tecnicismos médico-clínicos. "En total, el
programa cuenta con intérpretes en treinta idiomas diferentes", informa
Hernández.
La segunda
modalidad es la traducción telefónica: "Disponemos de 40 teléfonos con
doble auricular y micrófono, para que médico y paciente se comuniquen en
simultáneo con el intérprete de una empresa especializada, que provee el
servicio de traducción", explica la coordinadora del programa.
"Las cosas han mejorado un poco desde la
implementación del programa por parte del Departamento de Salud, pero queríamos
cuantificar esa evolución y comparar el nivel de satisfacción. Así, a fines de 2007 decidimos monitorear
diez hospitales públicos y privados, localizados en los cinco condados y en
distintos idiomas", dice Friedman,
en relación con un estudio realizado por MRNY
junto con la Coalición de Inmigrantes de Nueva York (NYIC) y la Korean
Community Services (KCS).
Los
resultados de la encuesta, que incluyó 617 entrevistados, de los cuales 534
eran hispanos y el resto coreanos, indicaron que el 64 por ciento de los
consultados recibieron asistencia en su propio idioma y de manera
satisfactoria.
"Chévere, es un gran progreso, pero todavía no es
suficiente. Queremos llegar al punto en que cada paciente que vaya a un
hospital pueda comprender todo y comunicarse con los médicos, sin necesidad de
recurrir a gestos o ayuda de personas no responsables, que pueden provocar
confusiones peligrosas", concluye Friedman.