“Es una vergüenza que la ciudad siga invirtiendo cada vez más en la vigilancia escolar racista”, dijo Jolie Santiago, estudiante de Brooklyn y líder de la organización Make the Road NY. “Recientemente, uno de mis amigos discutió con otro estudiante y un oficial de policía de la escuela lo sacó de la situación sin un trabajador social ni un consejero escolar para ayudar. No hay evidencia de que los agentes de seguridad de la policía escolar hagan que las escuelas sean seguras y si me preguntan a mí y a muchos de mis amigos, diremos que hacen todo lo contrario”.