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Source: El Diario
Subject: Immigration
Type: Media Coverage

Inmigrantes: somos humanos

  

NUEVA YORK — Cerca de 150 inmigrantes eligieron el Día Internacional de los Derechos Humanos para pedirle al presidente Barak Obama, —quien ayer reci- bió el Premio Nobel de la Paz en Noruega—, una reforma migratoria justa que les permita reunirse con sus familias, especialmente en estas fiestas.

"Mi sueño sería poder tener a mis hijos aquí y tener a mi esposa, que es mi compañera y con quien hice mi vida por 15 años. Ahora estamos separados y tanto a ella como a mi se nos hace demasiado difícil. Ella tiene que hacer de papá y mamá y yo tengo que vivir aquí solo, sin saber el idioma y donde lo discriminan a uno", explicó Martín Blancas, mexicano de 37 años de edad que hace dos años y medio cruzó la frontera en busca de mejores oportunidades para su familia.

Blancas envía cerca de $100 a su familia a la semana, vive en Staten Island y trabaja de carpintero, pintor o lo que se le presente, pero ya no está seguro de si esto vale la pena.

"Es la segunda navidad que paso solo y es demasiado triste. Te reúnes con amigos y compañeros en tu misma situación, pero nunca es lo mismo porque no hay nada como estar con tu pareja, tus hijos y tu familia. Solo por estar con ellos ya estás feliz", dijo Blancas.

Miembros y líderes de 25 organizaciones comunitarias pro inmigrantes, se reunieron en una vigilia afuera del Centro de Detención de Varick Street. Se estima que 11 mil hombres, en su mayoría latinos son detenidos al año por estar indocumentados.

La ceremonia partió con oraciones del rabino Michael Feinberg y el reverendo Bob Coleman quien rezó "perdónanos, nuestra nación tiene miedo y nuestros líderes son débiles".

Siendo el mismo día en que el Presidente recibía el Premio Nobel de la Paz, muchos manifestantes le recordaron su promesa durante las elecciones de darle prioridad a una reforma migratoria.

"Confiamos en que Obama luche por una reforma migratoria justa que favorezca a la familia. No podemos esperar más", dijo Soledad Villacis de Se hace camino Nueva York. "Tenemos confianza en que va hacerlo, el Nobel de la Paz tiene mucha responsabilidad", agregó Catalina Martínez, mexicana de 51 años que no ha podido volver a su país a pesar de que murió uno de sus hermanos y su madre está muy enferma. "Me sentí un poco incómoda viéndolo recibir el premio porque no ha cumplido su promesa con nosotros y porque acaba de mandar 30 mil soldados a la guerra", dijo Rafaela Lozano, de la Coalición del alto Manhattan para los derechos del inmigrante.

Para David Juárez, mexicano de 37 años de edad, el mejor regalo para estas fiestas sería poder ver a sus padres. No los ve hace 15 años. "Me gustaría pasear con ellos, caminar, cocinar juntos, platicar con ellos, preguntarles dudas que me vienen de cuando era niño… Los conozco por teléfono, pero no sé nada de su vida diaria, no sé cómo son ahorita", confesó.