El anuncio del presidente Joe Biden de poner restricciones a los solicitantes de asilo en la frontera con México, como era predecible, despertó aplausos, repudios, apoyos, rechazo, miedo… en una de las ciudades en donde la crisis migratoria, ha generado más repercusiones humanitarias y financieras, desde la primavera de 2022.
En la ciudad de Nueva York las organizaciones de defensa a los migrantes acusaron al mandatario nacional de seguir una “agenda extremista”. También surgieron las voces de quienes califican la medida como “muy justa, pero tardía”. E inclusive, hay quien la etiqueta como “muy débil”.
Por su parte, los migrantes consultados en albergues de la Gran Manzana que esperan por familiares, cruzando la selva del Darién o aguardando en México para venir al país, cruzan los dedos, para que las nuevas normas no los alcance.
En el caso de los portavoces del gobierno municipal, la consideraron como una acción que apuestan baje la presión del flujo de personas, en un momento en que se observa una nueva tendencia al alza: solamente la semana pasada llegaron 1,200 personas pidiendo albergue.