Cuando llegan los meses finales del año, los alumnos de último curso escolar se enfrentan a los procesos de admisión para las universidades, un desafío que puede ser especialmente frustrante para estudiantes latinos neoyorquinos que no cuentan con la ayuda adecuada para cumplir con los requisitos, según denuncian expertos.
Las organizaciones que fomentan el acceso a la educación superior de las minorías coinciden en que uno de los pasos fundamentales para llegar a la universidad es encontrar un consejero escolar que sirva de guía, aunque eso no es siempre fácil en Nueva York.
“El problema es que en varias escuelas públicas hay un consejero por cada 300 o 400 estudiantes”, dijo María Fernández, coordinadora de Urban Youth Collaborative, una coalición de organizaciones que buscan mejorar la educación en la ciudad. “Es un proceso largo con muchos requisitos, y el estudiante inmigrante muchas veces se ve sobrepasado si no recibe ayuda e información sobre sus opciones”.
Eso es lo que le ocurrió al principio a Jasmine Cruz, una estudiante mexicana indocumentada que acudía a la escuela pública en Bushwick, Brooklyn, hasta que ella misma tomó la iniciativa.
“De primeras, ni siquiera sabía si yo tenía la opción de ir a la universidad por mi situación”, reconoció Cruz, 18. “Además de que tanto mi padre como yo creíamos que nunca podría costearla”.
La mexicana tomó la determinación de buscar apoyo adicional en organizaciones independientes como Make the Road New York para conocer sus opciones, así como a solicitar becas privadas. Después de un largo camino de solicitudes, hoy día es alumna del John Jay College de la City University of New York.
“Es muy importante empezar a pensar pronto como un adulto que se puede mantener solo, y desde noveno grado comenzar a buscar tus opciones”, recomendó Cruz. “Hay que buscar ayuda pronto para luego no encontrarse con puertas cerradas cuando tienes 18 años”.
Universidades comunitarias, opción
Las universidades comunitarias (community colleges) también pueden ser una buena opción para estudiantes inmigrantes con escasos recursos económicos, o que no reúnen los requisitos para ingresar en universidades con licenciaturas de cuatro años, según estudios y expertos en educación.
“A muchos de nuestros estudiantes las escuelas públicas no les preparan adecuadamente para el trabajo universitario”, dijo Vanessa Ramos, directora de política del Comité de Niños y Familias Hispanas. “Las universidades comunitarias se convierten en instrumentales en mejorar su destreza, de tal manera que puedan afrontar el trabajo arduo que exigen las universidades de cuatro años, y también pueden mejorar con el inglés si tienen problemas con el idioma”.
Estudiar en una universidad pública cuesta unos $8,900 al año durante cuatro años, frente a los $3,200 que cuesta de media una comunitaria, cifra que se puede quedar en la mitad con las ayudas que ofrecen.
Estadísticas del Departamento de Trabajo también revelaron que el empleo creció más en el último año entre los que cuentan con un título asociado como los que ofrecen las universidades comunitarias (578,000 puestos nuevos de trabajo), que entre los que cuentan con licenciaturas (314,000 puestos nuevos).
Las universidades comunitarias pueden servir asimismo de plataforma para luego acceder a las universidades con licenciaturas de cuatro años. Para llevar a cabo este proceso, conviene asegurarse de que la mayoría de los créditos en los que se matricule en la escuela comunitaria sean convalidados luego por la de cuatro años, para ahorrarse tiempo y dinero.
Muchas escuelas comunitarias cuentan con lo que llaman programas de transferencia, que incluyen ya las mismas clases que cursaría durante los dos primeros años de una licenciatura de cuatro, con lo que se facilita la transición.
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