Por medio de un compañero, Pedro se enteró que se necesitaba gente con papeles y sin papeles para ir a limpiar en la zona cero.
"Nosotros empezamos a trabajar en el 100 de Church Street, justo al lado [de la zona cero] y desde arriba veíamos como sacaban los cadáveres, dijo él. Y recuerdo la humareda, los muertos el olor a quemado era difícil de captar ese olor apabullante.
Entonces Pedro, un colombiano indocumentado quien no quiso que usáramos su apellido, a las tres semanas de los ataques del martes 11 de septiembre del 2001 fue contratado por una compañía, subcontratada por otra, que le pagaron en efectivo $8 por hora para limpiar apartamentos. Él comenzó durante la tercera semana de septiembre y trabajó entre ocho y doce horas al día, a veces siete días a la semana hasta enero del 2002.
En los días tras ese horrifico evento, en aquel entonces, los oficiales del gobierno habían dicho que el aire no estaba contaminado,que nadie se enfermaría al estar expuesto al polvo cerca de la zona cero, y que estaban seguros estando allí.
Lo que no sabían Pedro ni los miles que ayudaron con en el rescate, recuperación y limpieza de la zona cero era que en el aire persistían otros enemigos asbestos, plomo,poliuretano, arsénico, cadmio y mercurio,entre otros químicos tóxicos que desde entonces han aterrorizado el cuerpo de los trabajadores.
De vez en cuando nos daban un overol,pero nada no utilizamos nada a veces un máscara pero sin filtro, dijo Pedro, quien a sus 47 años ahora sufre de estrés pos traumático, insomnio, asma, flujo nasal, agotamiento y asfixio por problemas respiratorios.La verdad es que nunca pensé que me enfermaría, que eso era tan grave.
Según un portavoz del Centro de Control de Enfermedades desde marzo del 2009 unas 51,120 personas han sido registradas en el programa de monitoreo y tratamiento para enfermedades relacionadas al 9/11. El programa no pregunta el estatus inmigratorio de la persona.
Pero de estas personas unos 3,000 eran inmigrantes indocumentados, dijo Oscar Paredes director del Proyecto de Trabajadores Latinoamericanos, quien en octubre del 2001 fue a la zona cero ha ayudar a los trabajadores que se quejaban que no les estaban pagando y terminó abogando por los temas de salud.**
Les pregunté cuales eran las condiciones en las que estaban trabajando afuera. Les pregunté si les dieron mascarillas y dijeron que no. Si tenían overoles, no, si tenían cascos, que si estaban cubiertos como marcianos,no. Y por último les pregunté,¿Ustedes tienen duchas allí adentro?,¿Tienen agua? ¿Se lavan las manos para ir a comer? Y con la misma ropa que ustedes van al trabajo, ¿regresan a la casa? Eso a mi me aterrorizó, admitió él.
Paredes se estaba refiriendo a las normas federales sobre el trabajo con materiales peligrosos que dicta que los empleadores deben proteger a sus empleados. Este no fue el caso para los trabajadores especialmente los indocumentados dijo Paredes.
En un discurso ante la Cámara de Representantes el 18 de septiembre del 2007, el congresista del bajo Manhattan Jerrold Nadler, quien junto a la congresista Carolyn Maloney entre otros han luchado para asegurar el monitoreo a largo plazo de los rescatistas, recuperadores y trabajadores del 9/11, dijo que miles de personas están enfermos que no deberían estar enfermos.
Miles de personas están enfermos porque la Administración mintió, y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional falló en hacer su trabajó, declaró él. Alguien tomó la deliberada decisión de no forzar el cumplimiento de las leyes de seguridad y salud ocupacional.
A consecuencia muchos de los trabajadores del 9/11, incluyendo los indocumentados, no recibieron la protección adecuada y por eso empezaron a enfermarse algunos de una vez, durante las semanas, y meses después.
Según los expertos de medicina ocupacional del programa de monitoreo y tratamiento del World Trade Center y el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York, todavía podrá haber nuevos casos.
Pero el caso de los trabajadores indocumentados es particular.
Los trabajadores indocumentados no tienen seguro médico y algunos no pueden probar que trabajaron en la zona. Además de estar enfermos tienen cita en los hospitales, con sus psicólogos, sufren de cansancio y depresión.
El psicólogo Dr. Jaime Cárcamo dijo que él empezó ha tener pacientes relacionados al 9/11 comenzando en el 2002. En total él ve unos 60 a 70 pacientes y él estima que un 98 por ciento de ellos son indocumentados. Cárcamo dijo que el estrés pos traumático de este grupo es diferente al que sufren los demás porque casi todo los pone nerviosos.
Ellos piensan que como personas indocumentadas no tienen derechos, entonces rehúsan a tomar ventaja de las opciones que podrían ayudarles, dijo él. Tienen miedo de que si buscan ayuda puedan ser deportados. Esto agrava sus problemas.
Los problemas de los inmigrantes indocumentados del 9/11 serían disminuidos si se hubiese aprobado una reforma inmigratoria y si fuesen incluidos en la reforma de la salud, añadió Cárcamo.
De acuerdo está Alex Sánchez, un ciudadano americano hijo de padres dominicanos, quien también trabajó en la zona cero, y ha estado presionando al Congreso para pasar una la ley de salud comprensiva para los trabajadores del 9/11 la misma que él congresista Nadler. Por estar enfermo, dijo Sánchez, él perdió su apartamento, su esposa,y momentos preciosos en la vida de su hijo. Dijo Sánchez
Al mismo tiempo Sánchez reconoce que los indocumentados lo han pasado peor.
Hay un aumentó en la vigilancia y la policía los para pidiéndoles identificación. Ellos viven con miedo y entonces reciben mucha información errónea. Es muy difícil, dijo él. Los indocumentados son almas sin presencia, son zombis. Esta serie sobre los trabajadores indocumentados del 9/11 continuará en la próxima edición de El Correo el viernes 18 de septiembre.
**Este coalición incluye Se Hace Camino Nueva York